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Soy antidopaje, aunque en un sentido estricto me he dopado y me dopo; en el sentido lato, uso ayudas permitidas (una bici aerodinámica, ropa con tecnología para disipar el calor, bebida deportiva y geles etc.) y aun estrategias para mejorar el desempeño como rasurarme (las piernas y los brazos) y… no diré más, ¿transmito la idea no?
No es mi total intención polemizar en torno a las ayudas para mejorar el rendimiento que usamos los deportistas, opiniones habrá muchas, pero considero que en el fondo todos sabemos cuando “se hace trampa”, quiero decir con esto que si con tus tenis nuevos estás corriendo más rápido sin modificar tu preparación, sabes a qué se debe. Algo similar y más notorio* que con el calzado con “tramp-olín” del siglo XXI, es el consumo de combustible antes y durante el entrenamiento, test o competencia y no es algo nuevo, ya los legionarios romanos llevaban un saco de avena para propósitos ergogénicos… el primer estudio que recuerdo en el siglo recién pasado es el del Prof. David Costill y los niveles de glucógeno muscular disminuidos con una dieta baja en hidratos de carbono en ciclistas ¿o eran corredores?… TODA LA COMUNIDAD CIENTÍFICA SABE que si se consumen hidratos de carbono antes (días, horas o minutos) y/o durante el ejercicio, es posible mejorar el desempeño de manera muy marcada, máxime si la duración de la sesión es mayor a una hora, si el esfuerzo es intermitente y de moderada a alta intensidad. De hecho, si no se echa mano del combustible y se continúa el ejercicio (de intensidad media o alta) tarde o temprano nos veremos obligados a disminuir el ritmo de trabajo o parar, la causa principal del “muro” en la maratón.
Un cariz de la naturaleza de la ciencia es el carácter provisional y evolutivo del conocimiento, y quiero ser enfático en que para un desempeño atlético óptimo es indispensable el uso adecuado, racional, individualizado y ensayado del combustible, no importa lo que otros hagan o digan, la evolución de más de treinta años de este conocimiento, sólo ha dado detalles de los métodos y técnicas para el uso de los hidratos de carbono y por ende, afianzado su uso por los mejores deportistas del mundo y su equipo de trabajo. Sin embargo, recientemente algunos científicos decidieron investigar si el entrenamiento en ayunas ayudaría en algo al rendimiento y encontraron que si, solo que no es ni simple, ni breve de explicar, así que lo haré en un ulterior posteo.
Reservas energéticas finitas y reservas pseudo infinitas
Los humanos podemos utilizar al menos tres tipos de combustible y ninguno de ellos se obtiene yendo a Teotihuacán el 21 de marzo (aunque vayas de blanco), los tenemos que consumir vía oral: grasas, hidratos de carbono y proteínas, no obstante, es indispensable para que las células de nuestro organismo puedan beneficiarse energéticamente de los mencionados combustibles, que sean metabolizados, transformados pues, en la única molécula que realmente nos da energía: el ATP (Trifosfato de Adenosina). Entonces, los comemos, los digerimos, los metabolizamos y los guardamos o reservamos y sólo los hidratos de carbono pueden ser utilizados inmediatamente para producir ATP durante el ejercicio. Para nuestra occidental y antiestética imagen, la grasa se almacena debajo de la piel, alrededor de las vísceras y un poco en los músculos y sí, tenemos una reserva de grasa prácticamente infinita, por ectomórfico que seas, tienes tanta energía en forma de grasa que podrías correr a 20 km/hr. por más de 400 horas, solo que nos “romperíamos” mucho antes. Por otro lado, los hidratos de carbono son almacenados como glucógeno en dos lugares: los músculos (la mayor parte) y el hígado (una reserva de emergencia) pero la cantidad que podemos almacenar es baja, muy baja, es mejorable con el entrenamiento específico, pero poco. ¿Entonces qué pasa con el exceso de hidratos de carbono? ah pues muy fácil! se transforman en grasa para ser almacenados, no se excreta por ningún lado. Las proteínas son almacenadas en cantidades muy bajas (el resto lo eliminamos por la orina) y únicamente en condiciones críticas como el ayuno muuuy prolongado o el ejercicio de alrededor de 4 horas podríamos echar mano de ellas para la obtención de ATP (en realidad primero se transforman en glucosa y ésta a su vez en ATP).
Ya me puse denso, pero no hay de otra, son fenómenos complejos y por ello, mis dilectos.
* Las mejoras pueden alcanzar hasta un 8% en algunos atletas.
“…Yo como y bebo de lo bueno y no tengo hora fija de mañana, tarde o noche, no hago dieta…”
Roberto Carlos
Referencias- Powers SK, Howley ET. Exercise Physiology: Theory and application to fitness and performance. Mc Graw Hill. 7ª Edición. Capítulo 6: Measurement of Work, Power and Energy Expenditure.
- Cualquier libro serio de bioquímica o fisiología.