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Better Training for Distance Runners, ha sido uno de los libros sobre entrenamiento más influyentes (y largos) que he leído; aún hoy, muchos de los conceptos vertidos por el padre de Lord Sebastian Coe son más que aplicables, y el más acorde al tema de hoy probablemente sea, parafraseando claro: “el atleta de élite lo es, con, sin y a pesar del entrenador”… Existe evidencia contundente al respecto: el alto rendimiento y cualquiera de sus componentes (tolerancia al dolor, VO2 máx, economía de carrera, etc) están codificados en los genes. Así que el papel del entrenador es, desarrollar el potencial codificado en los ácidos nucleicos.
Dicha manifestación del potencial es evidente, es decir, a quien lo trae se le nota en la primera oportunidad *, y con poco, por no decir con cualquier estímulo de entrenamiento, tendrá mejoras en su rendimiento. El problema reside en que para sacar a relucir todo su potencial se requiere preparación individualizada, pues cada persona tiene una entrenabilidad ** diferente, la cual, de acuerdo a Bouchard y cols. puede ser:
a. Rápida y grande
b. Rápida y pequeña
c. Lenta y grande
d. Lenta y pequeña (yo mero, ja)
A título personal, considero que este es solo un esquema para entender una gama prácticamente infinita de entrenabilidad de las personas, pero un buen punto de partida y referencia al momento de empezar a sembrar la semilla de un atleta, en estos años de coach, ésta ha sido la parte más difícil para mí, a su vez, la más valiosa, pues me ha permitido conocerlos, más allá del esquema y de lo deportivo, gracias a cada uno de Ustedes.
Luego el camino es largo, pues en contra de la inmediatez contemporánea que se difunde en cada oportunidad, grupo social y medio de comunicación, es bien sabido empíricamente y publicado por los científicos, que violentar los procesos del entrenamiento invariablemente tiene riesgos elevados y limita el logro del potencial máximo de los deportistas, es pues, un continuo entre el conocer a la persona y cultivar su potencial. Es también el tiempo en el que permite a la dupla entrenador-atleta darse cuenta de que sus filosofías no son compatibles y buscar a quienes sí lo sean, pues no todas las semillas germinan, ni cada cultivo rinde fruto, no hay culpa alguna en ello.
Finalmente, el tiempo de la siega, que en mi visión va mucho más allá de los resultados; radica, para el atleta, en amar el proceso y en uno, en disfrutar de las “limonadas”, ver como el atleta “se exprime” aún cuando la limonada resulte amarga o demasiado ácida, la pura oportunidad de estar ahí presenciándolo, es un privilegio.
Encontremos a quienes busquen en nosotros sembrar, cultivar y aun cosechar, no sólo exprimirnos.
“No juzgues cada día por la cosecha que recoges, sino por las semillas que siembras.”
― Robert Louis Stevenson
* Natasha Badmann (4 veces campeona del mundo Ironman) ganó el primer triatlón en el que participó sin haber entrenado. Daniela Torres calificó a los JJOO en su primer maratón.
** Es un anglicismo que aún no está en nuestra lengua, un concepto que se refiere a la capacidad de respuesta de un sujeto a los estímulos de entrenamiento, relacionándola al tiempo en que se presentan las adaptaciones y la magnitud de las mismas.
Referencias
- Martin y Coe. Better Training for Distance Runners. 2a Edicion. Estados Unidos, 1997
- Eynon y cols. Genes and elite athletes: a roadmap for future research.J Physio., 2011.
- Malina RM. Early sport specialization: roots, effectiveness, risks. Curr. Sports Med. Rep. 2010
- Lloyd y cols. Long-term athletic development: Part 2: Barriers to success and potential solutions. J Strength Cond Res. 2015
- Bouchard y Rankinen. Individual differences in response to regular physical activity. Med. Sci. Sports Exerc.,Suppl., 2001.