Me muero mañana, pero hoy… hoy voy a hacer limonada: El carácter* y la felicidad en un deportista

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Esta mañana me dieron acceso a un canal asociado a la plataforma de streaming, tiene una de mis películas favoritas: Whiplash, si no la has visto o no te acuerdas (algo que a mi me parece inaudito) hazlo pronto y luego continua el presente…

    Una vez sentados los “rudimentos”, continúo:

    No estaba en mis planes ver hoy (léase: la noche en que escribí el presente) esa película sino otra menos estremecedora, tanto por la historia y cinematografía como por la música de Justin Hurwitz (¡¡¡¿pueden creer que no llega a los 40?!!!)… pero tuve un problema serio y mis planes, como infinidad de veces, no resultaron; en mi cabeza, desde la mañana ya estaba esa película. Decidí continuar con mi botana, preparar mi deliciosa cena maridada y verla (la película, la cena obviamente me la comí). Terminé disfrutando mucho de la experiencia creada, y de su consecuencia: estas líneas; ante el citado problema no podía hacer ya algo (para resolverlo) y rumiar, quizá los tacos de lomo de cerdo en salsa macha con nueces y el “escocés”, pero no la temporalmente irresoluta contrariedad.

    Quienes crean que el personaje de JK Simmons es un tirano, desgraciado, obsesionado o similares, bien pueden terminar aquí la lectura, so pena de ofenderse; o peor aún: continuar leyendo sin ánimos de llevarse algo (incluida la satisfacción de disentir con alguien): Fletcher es simplemente alguien que sabe cuál es su misión en la vida, el iniciador del combustible que Neiman habría de hacer arder. Además de ser un personaje ficticio (estoy un poco harto de las películas basadas en hechos reales, pues parece que los guiones originales ya no hay quien los escriba) para mi representa a las cosas que hemos de sobreponernos y quizá sufrir, para florecer; en el caso de Andrew, llegar/ser de la élite. Estoy muy contento de trabajar con deportistas amateurs, dicho sea de paso, porque el deporte elitario es cruel.

    No tengo recuerdos pueriles de educación formal o no formal en torno al carácter, a los adultos que me vieron de pequeño les pediría que me dijeran pronto quienes fueron los artífices de tan olvidados como significativos adiestramientos (quizá en mi caso, amaestramiento sería el vocablo justo). Aunque si de algo hoy estoy seguro es que la genética tuvo una alta contribución; y de la Epigenia** se ha encargado en su momento la preparación deportiva, la exigencia y ejemplo de mis mentores en otro, mi depresión y la pandemia del SARS-Cov 2 (juntos y por separado) los más recientes… ¿Acaso el dolor y el sufrimiento no son unas de las mejores fuentes de sabiduría? Aunque cuidado, esos son de los que no pretenden enseñar (ni cosa alguna pretenden), sino que uno ha de aprender.

    Mañana me muero y está bien (pues ya estaré muerto, ja), mañana no es el día aciago, quizá era hoy, pero hice limonada y estuve feliz; así es también en el deporte.

    Ah claro! el admirable es el también ficticio Andrew Neiman, el que llevas dentro y quizá no sabías.

Notas: 

  1. Si algo te ha dejado este sucinto texto, por favor, en los comentarios no me vayas a escribir: “Buen trabajo”.
  2. Por obvias razones, no hay referencias bibliográficas.

*   Fuerza y elevación de ánimo natural de alguien.

** Doctrina según la cual los rasgos que caracterizan a un ser vivo se configuran en el curso del desarrollo, sin estar preformados en el huevo fecundado.

“Los amateurs se sientan y esperan la inspiración, el resto de nosotros simplemente nos levantamos y vamos a trabajar.”

― Stephen King