Por Samuel Martínez, Joven Padawan En STARTT
Recuerdo perfectamente aquel día que coincidí con el Dr. Alejandro Lucero por una molestia en mi pierna izquierda previo a correr el Medio Maratón del Día del Padre en 2016, y a pesar de la recomendación del Dr. Lucero de no correr, decidí hacerlo, a lo cual él muy amablemente me respondió con esas palabras puntuales y precisas, “pacientes como tú son los mejores, no hacen caso y se terminan lastimando más. Pero nos vemos el martes en la clínica…”.
Antes de aquel día mi forma de entrenar, sí es que así puede llamarse, era correr como quería, hacer distancias a cómo yo creía, realizaba o hacía Crossfit y ejercicios funcionales, comía como se me daba en gana y tomaba suplementos alimenticios por consejos de otras personas con la cuales coincidía en el gym. Un día corría 5 km, otro 10 km, me inscribía en todas las carreras, y hacía las cosas sin saber. Sí, hacía ejercicio y ya era un hábito en mi vida, pero no tenía un orden.
Después de sanar de mi lesión y regresar a entrenar a cómo yo pensaba, todo el 2017 y 2018 fueron años de participar en carreras casi cada fin de semana, mis tiempos eran los mismos, corría por cruzar la meta y tener mi medalla a tal punto de ser coleccionista de medallas y tener todas las medallas que se pudieran conseguir. De todo el tiempo que estuve corriendo por mi cuenta, jamás pude correr un 5 km por debajo de los 20 minutos, los 10 km los hacía por debajo de la hora, 21 km cercanos a los 2 h y el maratón arriba de 4 h.
Fue hasta finales del 2018 que decidí acercarme con Alejandro, porque quería mejorar mis tiempos, quería algo más que correr por correr, me pidió que le diera mis mejores tiempos en cada distancia, me evaluó mi mecánica de la carrera y mi tipo de pisada, me pidió que le indicara cuál sería mi meta temporal y mis metas procesales; y fue así como empezó mi nueva manera de prepararme.
En enero de 2019 empecé con mi nueva forma de correr, ya tenía un plan de entrenamiento hecho a mi medida y el cual iba a visualizar en una app llamada Training Peaks, cada sesión me indicaba de qué hacer y así fueron 3 meses de estar trabajando, un día técnica de carrera y un día de adaptación anatómica (fuerza), fijarme en mi cantidad de pasos por minuto, revisar mi frecuencia cardiaca, tratar de acatar las indicaciones de la sesión y aquellos días que me tocaba entrenar con El Doctor durante el calentamiento me corregía mis movimientos y me decía “arriba es arriba”, “atrás es atrás” “no olvides tu braceo”, y así fue como poco a poco fui cambiando mi forma de pensar y de entrenar. Esos 3 meses se me hicieron eternos y no entendía cómo es que iba a mejorar mis tiempos, sí, a mi entender estaba corriendo mucho más lento y no estaba corriendo tantos kilómetros como antes; y fue a mitad de marzo de 2019 que El Doctor me pidió que me inscribiera a mi primera carrera de 5k entrenando con él.
Me inscribí a la carrera sin esperar un gran resultado y me llevé una gran sorpresa al ver que había corrido mis primeros 5k por debajo de los 20 min. Crucé la meta con un tiempo de 19:39 min. No daba crédito a lo que había ocurrido y mi felicidad era más que evidente por el resultado obtenido. No comprendía por qué había bajado mi tiempo, sí no había entrenado tanto, pero el resultado era evidencia de lo sucedido. Pasaron un par de meses para que corriera mis primeros 10 km con mi nueva forma de entrenar, y volví a mejorar mis tiempos; poco a poco fui entendiendo la importancia de la cadencia, el ritmo, las zonas de frecuencia cardiaca y la forma de correr, mi forma de pensar iba cambiando conforme los entrenamientos seguían y la retroalimentación por parte del Coach afirmaba lo que de manera empírica iba aprendiendo, concluyendo el 2019 con mis metas procesales cumplidas y con un aprendizaje diario.
Para el 2020 surgieron nuevas metas por alcanzar y retos por afrontar, un año complicado por el tema de la pandemia, pero fue un año bastante bueno para mí, en el cual pude obtener mis mejores tiempos, hasta en ese momento, en 5 km, 10 km y 21 km; fue un año de adaptarme a correr en la calle y hacer fuerza en la azotea de mi casa porque los gimnasios y parques estaban cerrados, y entender que esta pasión por correr también se disfruta solo, aunque la compañía también es necesaria.
Recuerdo aquel día que me tocó hacer mi primera carrera de 5 km en aquel modo de “carrera virtual”, El Doc me acompañó durante esa carrera y de pronto esa sensación de saber que él estaba al pendiente de lo que estaba por hacer, incrementaba un poco más el nervio que se siente previo a una carrera; terminé mis movilizaciones y mis strides, él se acercó y me preguntó — ¿Cómo te sientes?, le contesté que estaba bien, pero que me sentía muy nervioso y con mucha incertidumbre, a lo cual me dijo — Bien, es normal, respira hondo, relájate y marcas LAP en el reloj cuando estés por arrancar. Recuerda “es aquí y ahora”; solo cerré mis ojos, voltee a ver el reloj por última vez, di LAP y salí corriendo. Terminé la carrera con un tiempo de 18:04 min, exhausto, pero con una felicidad que no podía ocultarse.
Llegó el 2021 y nuevas metas junto con él, ya con una forma de pensar mucho más estructurada, mucho más disciplinado, deportivamente hablando, y personalmente el año más difícil para mí, un año de mucho aprendizaje, muchas carreras no salieron cómo yo esperaba y en agosto de 2021 me contagié de COVID, así que tuve que parar por más de 1 mes y medio, no pude hacer nada de ejercicio y tener que estar confinado en casa sin mucho qué hacer no era el mejor escenario para mí. Mentalmente, me sentía devastado y con mucha incertidumbre porque no sabía qué sucedería con esta nueva enfermedad. No podía correr, ni salir o hacer lo que antes hacía con normalidad; aprendí a no dar por hechas las cosas y retomar fue complicado. Evidentemente, estaba fuera de forma y una simple prueba de esfuerzo en la clínica evidenció la pérdida de condición física. Poco a poco fui retomando mi condición física, llegando a las zonas de frecuencia cardíaca y ritmos que tuve antes de enfermarme. Mucho del aprendizaje obtenido en ese año fue el entender las consecuencias de tener que parar.
Y por último, 2022, el año que marcó mi vida deportiva y personal, un año lleno de disciplina, esfuerzo, dedicación, entrega y mucha pasión. Un año con una meta temporal ambiciosa y el cual tenía metas procesales fundamentales para llegar de la mejor forma al reto que me propuse realizar. Se planeó y entrenó todo un año para lograr el objetivo, correr un maratón y lograr un tiempo cercano a las 3 h. Es aquí dónde el compromiso con uno mismo es fundamental, dónde decides si ser diferente al resto o ser uno más del montón, mucho trabajo en equipo (maestro – alumno) y la ejecución de las sesiones son sumamente importantes. El proceso deportivo que viví en este año fue único, un proceso que disfruté muchísimo y con el cual me siento muy orgulloso de mí. Sin temor a equivocarme, el año donde maduré mucho deportivamente hablando.
Aquel día que se miraba lejano, de pronto empezó a acercarse rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos la fecha ya estaba a la vuelta de la esquina. Toda esa preparación, esfuerzo, sacrificio, entrega, deseo y muchísimos kilómetros recorridos, eran testigos de aquel largo proceso vivido por casi un año.
Domingo 4 de diciembre de 2022, eran las 5:25 am cuando terminaba de calentar y me dirigía hacia el bloque de salida. Esos 5 minutos se me hicieron eternos, me acordaba de las palabras del Doctor, repasaba una y otra vez la estrategia, revisé por enésima vez el ajuste de las agujetas de mis tenis, volví a revisar mis geles, limpié mis lentes, me acomodé la gorra, respiraba lento y profundamente, recordaba aquellos lugares en los que entrenaba, me acordé de mi familia y no podía faltar aquel nerviosismo previo a la carrera; y es que sí no estás nervioso previo a algo que no te desafía, pues simplemente no estás en el lugar correcto. El Himno Nacional finalizó y con ello el conteo regresivo inició, se oyó el disparo de salida y todo se volvió silencio; justos esos segundos previos a cruzar la línea de salida se volvieron un mar de pensamientos y emociones que desaparecieron por arte de magia al pasar por el tapete que empieza a cronometrar el tiempo de la carrera. Empecé a correr con el único objetivo de llegar a la meta como lo había planeado y ejecutar el plan de carrera lo mejor posible. Fueron kilómetros de mucho sacrificio, de mucha fuerza mental y con muchas ganas de querer mostrarme de lo que puedo ser capaz. Crucé el kilómetro 42.195 con un tiempo de 3:14:26 h, hasta el momento mi mejor tiempo en maratón, con esa sensación de quedar a unos minutos para dar el tiempo para calificar a Boston, pero superando mi mejor tiempo en maratón por casi una hora. La satisfacción que sentí al cruzar la meta fue única y me llenó de mucha satisfacción.
Hoy, tengo mucho que agradecer a Alejandro, gracias por ser la guía a lo largo de todo este tiempo, gracias por creer en mí y darme la oportunidad de ser quien soy ahora, gracias por estar presente en esos momentos difíciles de la vida, gracias por enseñarme a ser disciplinado, gracias por enseñarme que se aprende de los buenos resultados y que el aprendizaje es mayor de los resultados no tan buenos, gracias por estar al pendiente de mí y gracias por ser esa persona que aunque por ratos es de carácter duro, con el tiempo te permite ver la nobleza y el buen corazón que tiene; gracias por el “arriba es arriba”, “atrás es atrás” y él “es aquí y es ahora”, porque, sino fuera por ti, nada de esto se hubiera logrado.
Gracias por coincidir y gracias por ser tú.
¡Gracias Doctor!